domingo, 18 de noviembre de 2007

Coletazos de una Ley

Retomando un tema que escribí la semana pasada sobre la aprobación del Estatuto del jugador que comenzará a regir a contar de la temporada 2008, vuelvo a éstas lides. Esta ley a traído una alocada discusión entre los integrantes del mundo futbolizado criollo, es decir, dirigentes, jugadores, entrenadores y periodistas; los cuales, unos a favor y otros en contra han dado a conocer sus puntos de vistas y las consecuencias que podría traer su aplicación en el desarrollo del fútbol chileno.
Esta revolución que esta viviendo la familia del fútbol se debe, principalmente, a la idea lanzada hace algunos días por la dirigencia de Colo-Colo, de ampliar el cupo de jugadores extranjeros (de cuatro a siete foráneos).
Esta disputa tendrá su punto más álgido en el próximo Consejo de Presidente de Clubes, que se desarrollará el 21 de noviembre, donde se tratará en extenso el asunto del Estatuto del jugador. La idea propuesta por los personeros del Cacique para paliar los posibles efectos negativos que esta ley traería a los equipos chilenos es otro tema que será base de la discusión. Para el presidente de la tienda alba, Gabriel Ruiz Tagle, el fútbol chileno está dando mucha ventaja, como industria, al no liberalizar definitivamente el mercado de transferencias. (…)Esto podría jerarquizar el campeonato local, ponerlo a tono con los estándares internacionales”
Consultado por este punto, el presidente de la Asociación Nacional del Fútbol Profesional, Harold Myne-Nicholls, sostuvo que “el Consejo de Presidente va a determinar lo que estime conveniente para cada club, y el directorio sólo asumirá lo que le corresponde (acatar a la mayoría). Los clubes son los que exportan jugadores y ellos tienen que ver lo que les conviene”.
Por su parte, el entrenador de la Universidad de Chile, Arturo Salah es un ferviente enemigo de que se llegue aprobar esta idea “Los mexicanos compran bien. Llevan jugadores del nivel de Insua o de Cabañas, nosotros no. Aumentar la cuota de extranjero hará que lleguen a los clubes jugadores de muy bajo nivel que, además, le van a quitar espacio a los jóvenes chilenos; lo que tarde o temprano complicará a la selección”.
En el caso de los jugadores locales que se verán perjudicados con la aprobación de esta idea sus opiniones son preocupantes, ya que transmiten inseguridad y desconfianza. Para el defensa de Universidad Católica, Eros Pérez, piensa que si llegan jugadores que van ser verdaderos aportes para el desarrollo del fútbol chileno, bienvenidos. “Si el tema es traer a cualquiera, no me parece”.
Una opinión parecida tiene el ex seleccionado nacional y actual arquero de Everton, Johnny Herrera, quien cataloga la medida como ridícula. “Estaría bien si llegara gente de renombre, pero si con cuatro cupos se trae jugadores de nivel medio y difícil esperar figuras con siete. (…) Es triste porque si es por mirar afuera, Brasil permite tres y sólo pueden jugar dos”.
Una de las preocupaciones que conllevaría una aprobación así, según el defensor de Cobreloa, Juan Luís González, sería el caso de las selecciones chilenas, tanto adulta como menores. Asegura que ampliar la cuota de foráneos perjudicaría ostensiblemente a los jugadores jóvenes y “esa falta de oportunidades pueden perjudicar a la selección”.
El defensa albo Luís Mena comparte esta idea. “Incluso ahora, sin tantos extranjeros, los chicos tienen dificultades para jugar. Habrá menos oportunidades para ellos en sus respectivos cuadros”.
En el resto de Sudamérica los cupos de extranjero que pueden jugar en sus respectivas ligas son variables, pero ninguna llega a los siete jugadores. Por ejemplo, en Paraguay los cupos son ilimitados, o sea tiene “frontera libre”. En Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Uruguay y Colombia tiene cuatro cupos por equipos, aunque en los últimos dos países permiten tres foráneos en cancha. Perú posee seis cupos, pero sólo tres jugadores pueden participar en cancha. En México son cinco por cuadros y juegan todos.
Entonces que habría que realizar si esta moción se aprueba para evitar que lleguen futbolistas mediocres a nivel futbolístico, como lo fueron en su tiempo, el picaro Fernández, el bíblico Tohinno, el carucha Fernández, Garnero, o los brasileños que llegaron a fines de la década del 90 a Universidad Católica, como fueron Celio Silva y Wagner, que todavía son recordados en la tienda cruzada.
Para impedir algo parecido deberían crearse regulaciones para los futbolistas extranjeros como ocurre en Europa donde existen verdaderos filtros que impiden que cualquier jugador llegue a sus tierras. En el caso inglés, se exige como mínimo que hayan sido nominados al menos a un 75 % de los partidos jugados el último año por su selección, Y en Holanda ningún foráneo puede ganar menos de 450 mil euros al año, para asegurar jugadores de nivel.

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